Mida.

 


¡Oh vida! ¡Oh desdicha!

¿Cuánto tiempo ha de durar el derrumbe?

El espíritu mengua entre la risa y la pobredumbre.
La muerte;
por un traspaso energético de flores incandescentes.

El carbón tibio ha sabido de la calma,
su derecho de árbol incendiario,
un alma por decreto terrestre.
¿su desdicha?: La lluvia,
la templanza,
que su pobre ser acaban.

Se abren las puertas,
la gente salta por las terrazas,
se lanza por todas las ventanas,
se ahorcan con cordones,
se cortan en sus reflejos.

Los ángeles muestran su carne,
y no sentimos y no estamos,


Se sientan a fumar,
y adoramos al abrazado carbón,
en su libre humo,
prófugo.

Niños indomables
devorando la calma,
y nada pasa más que los días
y las colillas se acumulan
y los sueños se alejan.  

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los dos hermanos

Ansiedad

Di la verdad Rosa.